En un lugar de la mancha cuyo nombre de dos moteros no quiero acordarme … salieron de la ciudad de Almagro en dirección a los molinos de Campos de Criptana.
De camino nos encontramos con una carretera increíblemente recta, que nos mantuvo a una velocidad de crucero de cien por hora durante casi una hora y media sin cortar gas hasta la meta de nuestra ruta: Los molinos de Don Quijote de la mancha escrito por Miguel de Cervantes.
A la llegada pudimos deleitarnos viendo los siete molinos y fantaseando con que por aquellas tierras que nos encontrábamos se inspiró el escritor.
Además pudimos observar unas bonitas vistas a Campos de Criptana en el Bar Mirador que se encontraba enfrente de los molinos y celebramos la llegada a nuestra meta con una buena pinta y en compañía de una pareja sevillana que también iba en moto.
Después de 700 kilómetros de ruta tocaba volver, decidimos comer en Puerto Lápice para luego continuar con nuestro camino pasando por pueblos como Daimiel.
Continuamos hacia Valdepeñas donde nos encontramos con otra recta eterna y una llanura increíble sin ningún desnivel del terreno hasta donde alcanzaba la vista.
Seguimos avanzando por el camino y nos adentramos en el parque natural de despeñaperros dejando atrás el último pueblo de la Mancha llamado Castellar de Santiago.
Al entrar en Andalucía el paisaje cambió bruscamente, dejamos atrás las llanuras características de la zona y nos adentramos en un paisaje boscoso, con una carretera de mil curvas y un buen asfalto que nos hizo disfrutar de nuestras hondas hasta llegar al pueblo de Santa Elena y así poder descansar para prepararnos para la siguiente etapa.



